Editorial
Por Corina González
«Es Septiembre, es primavera, y la Naturaleza renueva su compromiso con la vida. Nosotros, profesores y profesoras de ciencia, renovamos nuestro compromiso con la esperanza».

Hace casi 30 años, un muy querido profesor sufrió una pérdida terrible. Pocas semanas después, le tocaba presidir el acto del colegio. Era comienzos de septiembre, y sus primeras palabras fueron: "Septiembre: donde la naturaleza renueva su compromiso con la vida". Sus palabras calaron muy profundo en todos quienes estábamos presentes, y habíamos compartido su dolor. A pesar de lo vivido, nuestro querido profesor, nuestro maestro, era capaz de ver la llegada de la primavera. Y que la primavera era el momento del año en donde "la naturaleza renueva su compromiso con la vida".
Es septiembre de 2022. Es primavera, y así como después de un frío invierno la Naturaleza renueva su compromiso con la vida, nosotros como docentes de ciencia, renovamos nuestro compromiso con la esperanza.
¿Por qué la esperanza es una necesidad? Actualmente vivimos en una sociedad individualista, desconfiada y competitiva. Ello se evidencia en acciones tan mínimas como saltarse la fila en el banco (“yo primero”), hasta acciones mayores como buscar el beneficio personal (generalmente económico) de un pequeño grupo, por sobre el bienestar de las personas, de la Naturaleza y de las generaciones futuras. Nuestro país está lleno de ejemplos de ese tipo, y es sin duda, uno de los factores que nos ha llevado a ser uno de los países más desiguales de la OCDE, y a sufrir un fuerte estallido social hace casi 3 años.
El individualismo, la desconfianza, la competencia descarnada, y también una cierta desesperanza aprendida, están igualmente presentes en nuestro sistema educativo. Si pensamos que cada persona aprende lo que vive, podemos inferir que la presencia de estos (anti) valores en nuestras salas de clase, no hacen más que perpetuarlos en nuestra sociedad. Por lo anterior, se hace urgente que como docentes generemos espacios diferentes, que hagan a las personas experimentar los valores opuestos. Así, frente a la competencia, respondemos con colaboración. Frente al Individualismo, respondemos con la idea de lo colectivo. Frente a la desconfianza, respondemos con confianza. Frente al control, respondemos compartiendo el control. Frente a la desesperanza, respondemos con esperanza, y el hacer ver que de nuestras acciones depende nuestro futuro. Debemos generar espacios en donde las personas sientan lo bello de colaborar, vivan la solidaridad, la confianza, el bien que genera el sentirse acogid@s y escuchad@s. Si nuestr@s estudiantes tienen una experiencia diferente a la que impera en nuestra sociedad, sabrán que hay otras formas de vivir… y eventualmente, querrán vivir de esa forma. Esos espacios acogedores, son la semilla de la esperanza. Y en tiempos difíciles e inciertos, los y las docentes tenemos el deber de sembrar esas semillas.
Paulo Freire decía que “sin esperanza no podemos ni empezar a hablar de educación”; y agregaba: “no cualquier esperanza, una esperanza crítica” (Freire, 1992, p.8). Para Murillo y Duk, 2021 (p. 11), “la esperanza crítica en educación ha de ser un proceso de profunda reflexión sobre nuestras acciones, nuestras concepciones y los imaginarios sociales que poseemos”. Desde allí, emerge el término “esperançar”, el cual deriva de la combinación de “esperança” y “esperar”. Así, el verbo esperançar, convierte la esperanza en acción. Esperamos…. pero no de brazos cruzados, sino que actuando. Como docentes de ciencia, es nuestro deber reflexionar sobre nuestras acciones y sobre cómo ellas contribuyen a la construcción de otros futuros posibles, más colaborativos y solidarios.
Es Septiembre, es primavera, y la Naturaleza renueva su compromiso con la vida. Nosotros, profesores y profesoras de ciencia, renovamos nuestro compromiso con la esperanza.
Dedicado a Fernando, y a todos los maestros que convierten el invierno en primavera.
Referencias
Freire, P. (1992). Pedagogía de la esperanza. Un reencuentro con la Pedagogía del Oprimido. Siglo XXI.
Murillo, J. & Duk, C. (2021). Seguimos Necesitando a Paulo Freire (editorial). Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva, 15(2), 11-13