Editorial
Por Gabriel Caro Franco
Octubre. Último trimestre del año. Hay un elefante en nuestra habitación llamado estrés que no debemos ignorar más. ¿Cómo llevamos la fatiga mental y/o emocional en nuestro día a día? Hace poco más de un mes, algunos portales alertaban respecto al agobio laboral con que se está enfrentando la segunda mitad del año. En particular, un artículo de El Mostrador, pone énfasis en que la profesión docente arrastra hace mucho tiempo un desgaste emocional y físico que la pandemia llevó a lo que parece ser sus niveles más altos de impacto en la salud.
El estrés es un concepto breve y simple, pero que empieza a ser evidente cuando notamos con recurrencia la falta de ánimo, angustia, tristeza e incluso cambios en el apetito. El estrés es silencioso y paulatino y los modelos de desarrollo económico y social que priman hoy en día ponen el foco en la tarea y no en la persona que la hace posible, normalizando al estrés como un eslabón más de la cadena de producción que el mismo sistema nos impone.

El panorama se agudiza cuando vemos el historial de dinámicas que nos ha impuesto la pandemia. Entre las cuarentenas y la virtualidad, nuestras rutinas de socialización se vieron gravemente erosionadas. Por otro lado, el desgaste y las dificultades para asumir la hibridez y/o presencialidad con normalidad, nos privan del tiempo necesario para sostener una vida amplia en sus múltiples dimensiones. La socialización es clave y al sentir cansancio, desgaste y poco tiempo para compartir, nos encontramos solos y solas frente a “la tarea”. Desde el mundo de la medicina, sostienen que la soledad aumentaría los niveles de cortisol, agudizando los niveles de un estrés que ya empieza a doler físicamente.

¿Cómo ayuda acompañarnos en el estrés? 
Desde CIDSTEM he podido compartir con colegas de distintas localidades de la región, y recientemente en el Congreso de Indagación Científica he podido conocer historias, aprendizajes e innovaciones que sitúan a la profesión docente como un trabajo de superhéroes y superheroínas cuyo principal superpoder es la colaboración para hacer frente al día a día.

Tenemos una tendencia natural a asociarnos. La colaboración también es un concepto corto y preciso, pero que implica la valoración, el respeto, la escucha, y trae como propiedad emergente la posibilidad de potenciar la creatividad, reactivar la motivación, o bien, encontrar un espacio seguro para la catarsis.
Porque igual que hace millones de siglos, en un microscópico mundo distante se unieron dos células cualesquiera*, las comunidades nos conectan. Esta dinámica ancestral de la unión no se ha perdido y bien la describe el cantautor uruguayo y médico Jorge Drexler en este fragmento.
Como parte de CIDSTEM y como docente, colega y par, espero que podamos seguir trabajando en conjunto. Espero que puedan encontrar en este trimestre y cuando sea que lo requieran, un lugar seguro para compartir sus ideas, conversar o bien, hacer catarsis para reiniciar la mente.
Somos y crecemos en la colaboración. Sigamos compartiendo, creciendo y haciéndonos bien.
*Referencia textual al tema “Deseo” del cantautor uruguayo Jorge Drexler.