Editorial
por Corina González
Hace unas semanas, la revista TIME declaraba el año 2020 como “el peor año de la historia”… al menos para la mayoría de la población que actualmente habita nuestro planeta. Sin duda, el 2020 fue un año difícil. No obstante, como toda situación difícil, también nos ha hecho cuestionarnos profundamente el cómo vivimos y cuáles son las cosas realmente importantes en la vida.
El 2020 nos pasó por encima como un recordatorio de que, independiente de lo que creamos, somos vulnerables. También nos recuerda que hacer desaparecer los hábitats de las especies con las que cohabitamos la Tierra, tiene un costo, y lo seguirá teniendo los próximos años. Este 2020 desafió nuestros hábitos de consumo, y nos hizo darnos cuenta de que podíamos vivir con mucho menos de lo que pensábamos. Minimizó lo superficial, y maximizó lo humano… nos hizo darnos cuenta del valor del contacto con otros/as, de la sonrisa en vivo, del abrazo apretado. Este año que dejamos atrás, también evidenció la brutal inequidad del modelo de sociedad en que estamos inmersos… y probablemente, hizo aumentar la brecha.